Para nuestros Catequistas

                Recordamos:

    • Por una catequesis para la vida no para el sacramento.

    • No al adoctrinamiento , hacer la propuesta en libertad sin miedos.

    • Lograr que nazca el interés, la motivación y el estudio

      • Favorecer la presencias y participación de los catequizandos en la vida y acción de la Comunidad.

Con los adultos: Escuchar , favorecer que se expresen, apoyar la vida de oración y escucha de la Palabra

Con los niños: motivar la asistencia, utilizar el cuaderno, memorizar, la alegría y la disciplina.

CATEQUISTAS

      • Oración

      • Lecturas creyente de la Palabra

      • Vida sacramental

      • Formación permanente

      • Sinodalidad

                          Algunas observaciones :

No mantener a los niños por el número, no digamos «al menos algo reciben»

PROPUESTAS 

      Crear un especio y tiempo para el encuentro, la formación y el estudio bíblico

                    Cuidar las celebraciones del Itinerario Catequístico

        A partir del 5 de marzo, todos los grupos de catequesis deben tomar parte en la liturgia dominical

                     Los bautizos de de niños en catequesis serán durante el tiempo de Pascua , mayo

 El bautismo de los que van a ser confirmados será en  en la vigilia de Pascua con la recepción de la comunión

                           a) No hay catequesis sin comunidadLos catequistas no transmiten lo que se les ocurre. Disponen del mandato de Jesús: «Enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado» (Mt 28,20). Esto Jesús se lo dice a los apóstoles como Iglesia naciente. La comunidad cristiana es el origen de la catequesis. Más aún, «el ámbito normal de la catequesis es la comunidad» (MPD 13). Más todavía, «la catequesis es una acción educativa que se realiza desde la responsabilidad de toda la comunidad, en un contexto o clima comunitario referencial, para que los que se catequizan se incorporen activamente a la vida de dicha comunidad» (CAd 126).

b) No hay comunidad sin catequesis. Desde los comienzos de la Iglesia de Jesús observamos que la predicación apostólica y la catequesis —la escucha de la enseñanza de los apóstoles (He 2,42)— eran uno de los pilares de la comunidad. Esta iba creciendo porque los que se bautizaban —tras haber escuchado y obedecido al evangelio (una vez iniciados) (cf He 2,37-40; 8,4-10)– se agregaban a la comunidad (He 2,41; 8,11-13). La comunidad se reúne en torno a Jesús, y la meta de la catequesis es vincular a los catequizandos con Jesús (cf He 9,5-6).

c) Es incoherente una catequesis de iniciación cristiana si no están proyectados, para después, unos medios que den profundidad y madurez a dicha iniciación: la catequesis o educación permanente en la fe, «elementos muy importantes de la acción pastoral (cf DGC 49, 51c, 69-72). Esto no indica que toda comunidad parroquial debe ser capaz de ofrecer todos los medios posibles para realizar una auténtica acción pastoral. Tanto las pequeñas comunidades eclesiales de base y los grupos de fe, como los cursos teológico-bíblicos, las celebraciones especiales para iniciados etc., pueden —y en algunos casos deben— ser interparroquiales. Esto es más patente en la actual situación pastoral, con una carencia fuerte de presbíteros que impulsen la acción pastoral. Los ámbitos pastorales supraparroquiales que comienzan a ser una realidad en muchas diócesis, son un claro exponente de todo ello.

Reconocemos al Espíritu Santo, el Espíritu de Dios, como el gran agente de la acción pastoral. Sin él, Dios queda lejos, Cristo queda en el pasado, el evangelio es letra muerta, la Iglesia es simple organización, una dominación la autoridad, una propaganda la misión, una evocación mágica el culto y una moral de esclavos el quehacer cristiano»8.

CATEQUESIS       CATEQUISTAS         PADRES     COMUNIDAD        SACERDOTE     JOVENES        NIÑOS     

En nuestro camino hacia una Iglesia de Comunión, participación y misión, hay una llamada a la alegría y a la renovación del Pueblo de Dios en el seguimiento del Señor y en el compromiso al servicio de su misión.

Esta renovación encuentra su expresión en una Iglesia que, reunida por el Espíritu mediante la Palabra y el Sacramento (cf. CD 11), anuncia la salvación que experimenta continuamente, a un mundo hambriento de sentido y sediento de comunión y solidaridad.

Necesitamos: “actualizar” la capacidad de anunciar y transmitir la fe con modalidades y medios adecuados al contexto actual.

Se busca una catequesis que sea  atractiva para los adolescentes, para  ello las dinámicas y metodologías adquieren un protagonismo especial, pero corren el peligro de convertir las propias experiencias en auto referencia, lejos de abrirse a la novedad de Jesucristo que media la Iglesia, cerrando se a una actitud discipular.

 

 

 

  La catequesis se dirige principalmente a los adultos, ellos están capacitaos para comprender el misterio que se les anuncia, y con ayuda de Dios y la comunidad puede crecer y ser verdaderos discípulos de Cristo. Los niños, y adolescente y jóvenes participando en la vida de la Iglesia y acompañados de su familia van dando pasos en la fe y participan en el proceso de educación de su fe.

 

 

Ser Catequista es una vocación, es una llamada a ser participes en un compromiso  de acompañamiento a los hermanos en la educación de su fe. Hemos de superar el estereotipo de mujeres colaborando en la atención y enseñanza de los niños para recibir los sacramentos.

Ser catequista es un modo especifico de vivir el compromiso cristiano formando parte del Ministerio Instituido de la Catequesis. Se necesita tener una vivencia de fe y un esfuerzo sostenido de vida de profunda oración y servicio , sintiéndose parte de una comunidad  cristiana y siendo responsable en su formación como educador de la fe y                                                                                                            acompañamiento de los hermanos.

             La preocupación más importante de todo catequista , después de su vida cristiana, es ayudar a que los adultos  jóvenes y adolescentes vayan adquiriendo un sentido  de pertenencia a la comunidad de fe, Para ello hay que acompañarlos a que valoren su fe y hacer que crezca , conociéndola , amándola y viviéndola, es lo que llamamos identidad cristiana.

Para ello el participar en la vida de la comunidad, asistir a las celebraciones y sobre todo, vivir la Eucaristía dominical es un signos de su sentido de identidad y pertenencia .

Los catequistas constatamos con frecuencia que sigue vigente un sentido de catequesis doctrinal, que tiene como  meta la recepción de un sacramento, pero se olvida la vida cristina de los catequizandos. Necesitamos Catequistas que opten por una catequesis para la vida